La termografía ayuda al cuerpo de bomberos de Kalmthout en incendios forestales y otras intervenciones
Kalmthout se encuentra a unos 20 kilómetros al norte de Amberes, Bélgica. A pesar de ser un pequeño pueblo de unos 20 000 habitantes, los bomberos locales cuentan con el equipo adecuado. Además de sus funciones normales de extinción de incendios, también tienen que proteger la reserva natural «Kalmthout Heath» contra el fuego. Hace tiempo que las cámaras termográficas forman parte de su equipo.
«En realidad, las cámaras termográficas no son una novedad para nosotros», explica el Teniente Ronny van Riel, oficial al mando del departamento de bomberos de Kalmthout. «Empezamos a usarlas hace unos 10 años. En aquel momento, adquirimos una FireFLIR. La unidad funciona perfectamente y ha demostrado su valía».
«Hace poco hemos comprado también una K50 de FLIR. Esta cámara es mucho más compacta que la FireFLIR, por lo que resulta mucho más práctico transportarla. Los bomberos sujetan fácilmente la cámara a su traje o a su equipo de respiración autónomo (SCBA) y la llevan sin tener que utilizar las manos para sujetarla hasta que la necesitan.»
«Tenemos la K50 de FLIR acoplada a un cargador en el camión que siempre llega primero a la escena. Gracias a su rápido encendido, la K50 de FLIR está lista para la acción siempre que la necesitamos».
Fuego en la reserva Kalmthout Heath
Brezos extendiéndose hasta el horizonte, páramos púrpura oscilando con la brisa, frondas de helechos dorados, abedules plateados barridos por el viento, pipits sobrevolando los prados y chillones zarapitos: Kalmthout Heath.
Esta reserva natural, que tiene una superficie de más de 8.000 hectáreas, se encuentra en Kalmthout. Durante la temporada de verano, calurosa y seca, esta reserva única y protegida es muy susceptible a los incendios.
«En 2011 se inició un incendio en el Heath», explica el teniente van Riel. «Se extendió rápidamente y al final se destruyeron unas 600 hectáreas. Extinguir el fuego fue una operación masiva durante la cual nos ayudaron numerosos cuerpos de bomberos. Cientos de bomberos trabajaron día y noche, a veces arriesgando sus vidas, para minimizar el daño en esta reserva natural única».
«Durante esta operación también entró en juego la termografía. En las áreas en las que pudimos extinguir las llamas nos encontramos varias veces con «fuego a nivel de tierra». Aunque no es visible a los ojos de los humanos, el fuego se propaga bajo la superficie. Este tipo de fuego puede crear un incendio completo y explosivo a varios metros de su origen. Las cámaras termográficas nos mostraron con claridad los puntos calientes en el páramo donde todavía estaba ardiendo el «fuego a nivel de tierra». Mediante la extinción adicional y el enfriamiento de la zona, pudimos impedir una autocombustión».
«No solo usamos nuestra cámara termográfica portátil para detectar puntos calientes. Helicópteros equipados con cámaras termográficas suspendidas en cardán sobrevolaron la zona y nos condujeron a lugares donde había fuego a nivel de tierra activo».
Protección contra las acumulaciones de gases gracias a la medición de la temperatura
«Cuando hay un incendio, a menudo tenemos que entrar en zonas con humo denso. Para los bomberos, a veces es difícil ver sus manos frente a su cara. Gracias a una cámara termográfica, pueden ver a través del humo, ver la disposición de la estructura y determinar si todavía hay personas alrededor. No obstante, gracias a la capacidad de medir la temperatura de las cámaras termográficas, podemos proteger a los bomberos frente a un fenómeno muy peligroso, la acumulación de gases.
Se trata de la presencia de gases sobrecalentados sin quemar que se acumulan en el techo o en los niveles superiores de una zona de incendio. No son los materiales de la habitación los que se están quemando, sino los gases inflamables que desprenden estos materiales. Cuando estos gases concentrados alcanzan su punto de ignición, la temperatura en el lugar aumentará rápidamente.
Cuando los bomberos se adentran en un edificio y comprueban que puede producirse un caso de acumulación de gases, supervisan de forma exhaustiva la temperatura del techo con la cámara termográfica mientras intentan enfriar el humo. Si la temperatura supera un determinado valor, saben que es posible que se produzca una ignición o combustión súbita.. Para no poner en peligro la vida de los bomberos, es necesario abandonar el lugar antes de que se pueda producir una combustión.
«Cuando nos enfrentamos a un incendio en un edificio, al menos dos bomberos entran en la escena. Uno lleva la manguera y el otro la cámara termográfica para poder mostrar la distribución de la estructura y ayudar a su compañero a orientar la boquilla aspersora hacia el lugar correcto».
Incendios de chimenea
Los incendios de chimenea suelen comenzar debido a una combustión incompleta de combustible. Las partículas volátiles no quemadas se calientan y entran en su estado de vapor, pero no se consumen debido a la falta de calor y oxígeno adecuados dentro del dispositivo que está conectado a la chimenea. Estas partículas volátiles escapan hacia el interior de la chimenea, donde entran en contacto con las superficies más frías y se condensan en depósitos de alquitrán y hollín. Se acumulan capas sucesivas de materias volátiles hasta que la chimenea se tapona por completo, o hasta que la chimenea alcanza una temperatura y nivel de oxígeno adecuados que permiten su ignición.
«Cuando nos enfrentamos a un incendio en una chimenea utilizamos la cámara termográfica para determinar el punto más caliente en la chimenea». El punto más caliente se muestra de inmediato en la termografía. Podemos controlar el progreso de nuestros esfuerzos de extinción con la cámara».
Mucho más que los incendios
«Hace poco utilizamos la cámara termográfica de FLIR para buscar a un niño que se perdió en Kalmthout Heath. Como ya se estaba poniendo el sol, utilizamos nuestra cámara termográfica para la búsqueda, pues sabíamos que podría recoger la señal de calor del niño. Al final, encontramos al niño sin necesidad de utilizar la cámara, pero, si no lo hubiésemos encontrado, la cámara sería una gran ayuda durante la noche, cuando no hay ningún tipo de visibilidad».
«Las cámaras termográficas son una excelente herramienta para los bomberos en una gran cantidad de aplicaciones. Con la K50 de FLIR en nuestro vehículo principal y la FireFLIR en el secundario, disponemos del equipo necesario. Las cámaras ayudan a proteger la vida de nuestros bomberos y ayudan a salvar las vidas de los demás», afirma el teniente van Riel.